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El primer contacto se suele producir por teléfono móvil, fax, o desde una dirección de correo electrónico gratuita, solicitando precios que en la mayoría de los casos el comprador no negocia. En ocasiones se puede percibir cierto desconocimiento del sector por parte del comprador.

El comprador confirma en seguida pequeños pedidos o muestras que paga al contado para generar confianza. Los siguientes pedidos llegan al poco tiempo, siempre por fax o teléfono.

Los sectores más afectados son: productos alimenticios y perecederos (carne y pescado, frutas y verduras, aceite, vino, jamón…), componentes y consumibles informáticos, en definitiva productos con una alta rotación y fácil colocación en el mercado.

El comprador utiliza habitualmente empresas antiguas o inactivas, con buen historial, lo que le permite obtener límites de crédito con las Aseguradoras de crédito. El Borme o los registros públicos de estas empresas suelen reflejar cambios en los últimos meses respecto a administradores, domicilio social (a veces calles muy céntricas de las ciudades que no concuerdan con la actividad), aumentos de capital, depósito reciente de balance…

Al vencimiento del plazo de pago, la empresa ha desaparecido y los interlocutores son ilocalizables.

 

Las pautas por tanto son:

 

1 No negocian precios.

2 Pago al contado  en las primeras compras.

3 Pedidos reiterativos, con un último pedido que sobresale de los anteriores en cuanto a envergadura.

4 Suelen operar con empresas ya creadas, antiguas, que muestran cambios recientes de órganos de administración.

5 Suelen operar con direcciones de correos de servidores gratuitos y muy conocidos.