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Fuente: diario sur digital: 24/03/2014

 

Los problemas de Almeida empezaron antes, no obstante. En 2012, Almeida Viajes SL, la cabecera del grupo, registró pérdidas superiores a los 200.000 euros (según consta en la documentación entregada por la propia empresa en un juicio) y realizó un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE), que fue seguido de varios despidos de trabajadores. Su fundadora buscó un inversor que recapitalizara la compañía y el resultado fue la llegada de Fasco Group a principios de 2013, que se hizo con la mayoría del capital.

Los conflictos entre Inmaculada Almeida y el nuevo accionista no tardaron en surgir. Según la empresaria, «Gian Brusa (el presidente de Fasco Group) prometió que no iba a cambiar la filosofía de la empresa, pero en cuanto entró empezó a cambiar muchas cosas; cosas con las que no estaban de acuerdo ni franquiciados ni empleados». Cita como ejemplos el despido de trabajadores que llevaban «en el proyecto desde el principio» y la subida de comisiones a los establecimientos asociados. «Yo me fui porque sabía que por ese camino la empresa iba a acabar mal», concluye.

La versión de los accionistas mayoritarios es muy diferente. «Inmaculada abandonó intempestivamente la empresa burlándose de ella, de sus agencias y de sus nuevos socios a pesar del 49% del capital que sigue manteniendo», apuntan sus portavoces, que la acusan de haber ejercido una «nefasta gestión» y de «engañarles» acerca de la situación de la compañía. Tal es el enfrentamiento que en el juicio por despido de un ex empleado, Almeida ha declarado a favor de éste y contra la empresa de la que sigue siendo copropietaria.

Más allá de la guerra abierta entre antiguos y nuevos gestores, lo cierto es que desde la salida de Inmaculada Almeida en junio de 2013, más del 80% de los franquiciados se han dado de baja. Los responsables actuales de la cadena reconocen que a día de hoy no controlan más de medio centenar de establecimientos, aunque anuncian que este mes se ha producido una apertura y en abril se producirán otras tres. En cuanto al personal, según la empresa quedan nueve trabajadores (dos de ellos de baja), frente a los más de 30 que llegó a tener.

Desplome internacional

La deserción de franquiciados es prácticamente total en el extranjero: en México Almeida tenía más de treinta agencias y no queda ni una, en Portugal llegó a rozar el centenar y tampoco conserva ninguna y en Brasil, donde superaba las cuarenta, apenas permanecen cinco abiertas. Sus portavoces afirman al respecto que han cambiado los objetivos de su plan de internacionalización están empezando a buscar franquiciados en Chile, Panamá y Costa Rica.

La dueña de una de las franquicias que ha abandonado la red, que prefiere no ver publicado su nombre, explica así los motivos de su marcha: «Desde la llegada del grupo suizo las cosas cambiaron mucho. Antes llamaba a la central y recibía respuesta a cualquier problema o consulta, pero empezaron a decirme que cualquier cosa la preguntara por email, y luego nunca contestaban». La agente de viajes apunta que la «comunicación con los franquiciados» era «nula». «No nos informaron ni de que se había ido Inmaculada», indica.

La mayoría de las agencias que antes estaban asociadas a Almeida no han cerrado, sino que se han adherido a otras redes de franquicias. Es el caso de Click Viaja, que era la ‘segunda marca’ de la cadena malagueña y se independizó de ésta en 2013 bajo el timón de Antonio Martínez, ex socio de Almeida. Los responsables de Fasco Group acusan a esta compañía de estar «incitando» a sus franquiciados a abandonarles divulgando «informaciones negativas» sobre ellos.