Mientras la mayoría de los productos pierden valor por el uso diario, una licencia de software de segunda mano siempre está nueva, y no se desgasta». Este es el gancho comercial de UsedSoft, la empresa pionera en Europa en el negocio de la reventa de licencias de software. La investigación abierta este martes por la Comisión Nacional de la Competencia (CNC) a Microsoft por «impedir y limitar de forma injustificada la reventa de licencias de su software», ha dado visibilidad a una actividad, aún pequeña y nueva en España.
«Nuestro negocio suena a ilegal, a piratería, y eso es lamentable», se queja Samer Alnasir, director del grupo Elegant Business, propietario de la marca Softbrocker y autor de la demanda a Microsoft que ha desatado el expediente de la CNC. Alnasir acusa a Microsoft de tener mucha culpa de ello, porque a través de sus portavoces y socios comerciales «engañan» a la gente sobre la legalidad de la reventa de sus licencias.
UsedSoft y Softbrocker no están solas. Otras empresas, como la alemana De Pronto, comparten mercado con ellas. También existen plataformas online que facilitan la compraventa de licencias de software usado a modo de anuncios clasificados. Es el caso de Priceminister o Aplico Software, que funciona de forma parecida a eBay. «Disponemos de un programa (Aplico Plus) de valoración de productos propio y actualizado continuamente que marca el precio óptimo de compra y venta de software, películas y videojuegos de forma automática. Se trata de una línea de negocio de excelente margen, aproximadamente un 35%», explica un portavoz de esta última.
Todas defienden que comprar licencias usadas es una alternativa legal y económica, porque los compradores se pueden ahorrar entre un 20% y un 50%, e incluso en algunos casos hasta un 80%. «Depende del producto, de la demanda del mismo y de las licencias que tengamos», continúa Alnasir, que aclara que ellos aceptan pedidos por cualquier valor para dar tranquilidad y confianza al usuario. Otras firmas como UsedSoft o Depronto exigen un volumen mínimo de ventas para la adquisición de licencias de software usado. En el caso de la primera, de 2.000 euros. Y, según explican, ello se debe a los gastos de la firma notarial que la compañía entrega a sus clientes con cada compra y que se computan a partir de una determinado volumen de ventas. «La testificación notarial garantiza que el nuevo comprador es, en todo caso, el único usuario legal de la licencia», añaden.
Estas empresas, que compran licencias de software por todo el mundo y después las revenden en múltiples países, recuerdan también que su portafolio no se limita a licencias de software que actualmente están en el mercado sino también versiones antiguas que el fabricante ya no distribuye. Es el caso de Windows Vista. La ventaja, dicen, es que estas versiones normalmente requieren menos potencia de hardware, lo que permite otros ahorros a sus clientes.