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Las dificultades para obtener una hipoteca, que solo se concede por un máximo del 80% del valor de la propiedad, sumado a la percepción social de que los precios han de ajustarse todavía más y al anuncio del Partido Popular de que reimplantará, si gobierna, las ayudas fiscales a la adquisición de viviendas, lastraron de nuevo al que, antes de la crisis, fue el sector más boyante de nuestra economía.
Los precios inmobiliarios descendieron hasta el final del primer semestre del año un 22,3% desde su máximo histórico, alcanzado a finales de 2007. Esta rebaja no parece suficiente para reactivar las operaciones de compraventa en un mercado que todavía cuenta con un importante stock de vivienda nueva sin vender, superior a los 600.000 inmuebles, y que decrece a un ritmo muy lento. Algo menos de la mitad (48,7%) de las adquisiciones totales durante el mes de junio fueron de propiedades sin estrenar.
Si no se cuenta el mercado de las casas de protección oficial, que vio como sus transacciones aumentaron más de un 5% comparadas con el mes de junio de 2010, la caída de la vivienda libre, que representa casi nueve de cada diez compraventas realizadas, cayó un 26% interanual.
Fuente: diariosur 11/08/2011