Los costes financieros siguen lastrando la cuentas de Eroski. La compañía vasca de distribución cerró el primer semestre de este año, concluido a finales de julio, con unas pérdidas después de impuestos de 34 millones, un 21% inferiores a las del mismo periodo de 2010, con unos ingresos ordinarios netos de 3.490 millones, lo que supone un descenso del 2,1%, según la información facilitada a la CNMV.
La política de contención de costes, la reducción del endeudamiento neto y una estrategia comercial de disminución de precios ha servido para mitigar la pérdidas de Eroski. El grupo presidido por Agustín Markaide, con una deuda neta de más de 2.000 millones, redujo su riesgo en 60 millones. El plan de ajuste financiero, puesto en marcha hace dos años, le ha supuesto disminuir sus deudas en más de 750 millones.
Eroski, según manifiesta a la CNMV, ha afrontado el segundo semestre manteniendo las «políticas comerciales, económicas y financieras en curso, en un entorno que se estima va a seguir siendo difícil y no favorable». En esta línea prevé mantener la posición competitiva (reducción de sus márgenes) «para persistir en la mejora de las visitas de los clientes» y, también, la contención y ajuste de gastos.
El grupo de distribución materializó en el primer semestre la compra, por 125 millones, de una parte del 30% que le quedaba de Caprabo y que estaba en manos de La Caixa y de sus antiguos accionistas. Todavía tiene que desembolsar otros 193 millones que ya han generado un coste financiero de 28 millones.