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Tu tiempo está limitado. No lo desprecies viviendo el sueño de otra persona”. Quizá este pensamiento, hecho público en su día por un emprendedor llamado Steve Jobs, pudiera haber sido de cualquiera de aquellos que se han decidido a iniciar una aventura empresarial por su cuenta. Lanzarse a por ese reto podría definirse, en parte, como un acto de coraje, pero intentar poner en marcha una compañía en la que se transforme el modelo de negocio tradicional para ofrecer precios más competitivos es, además, una misión de perspicacia. Y es que los emprendedores low cost retuercen la idea original de una empresa, desnudan el producto y lo ofrecen casi sin atributos para competir con precios más bajos. Un acto de imaginación.

Poner en marcha una compañía low cost significa arrancar una empresa “absolutamente eficiente”, asegura Javier Vello, socio responsable de retail y consumo de PwC. Por eso mismo, quien quiera iniciar esta aventura también debe ser eficaz y “saber eliminar lo superfluo a lo largo de la cadena de producción”. Vello cree que el germen de la idea de los negocios de bajo coste está en “ser capaz de entender el corazón del producto y cobrar como añadido el resto de atributos”.

Según Luis Soler, socio de consultoría de negocio de Odgers Berndtson, “lo que distingue a un emprendedor low cost de los que optan por montar un negocio tradicional es que el primero está viviendo un momento más oportunista en el mercado; suele mirar a corto plazo; es un perfil más financiero, es decir, sabe que tiene que tratar con fondos de inversión, capital riesgo, etcétera, mientras que el tradicional suele acudir a los bancos como vía de financiación.

Además, el empresario low cost cuenta con un rasgo internacional y no se limita sólo a su área de influencia; busca mayor notoriedad que los emprendedores ‘clásicos’, que pasan más desapercibidos y es más tecnológico. Otra de sus habilidades es que conoce y, en la mayoría de los casos, controla las nuevas tecnologías que son esenciales como canal de comunicación ligadas a un crecimiento rápido”. Una de las claves para tener éxito cuando se monta una compañía de bajo coste es crecer rápido. Pero no a cualquier precio. Fernando Pasamón, socio de Deloitte, advierte que “hay que tratar de evitar un política de precios bajos, por aquello de crecer pronto, si luego pretendes subirlos. Cualquier negocio se caracteriza por ser sostenible, y las empresas low cost no son ninguna excepción: si vendes barato tu estructura de costes también debe estar ajustada”.

Para llegar a ser próspero con una empresa de bajo coste es esencial llegar el primero. Soler aconseja “lanzarse en un momento en que la idea de negocio cubra una necesidad y haya pocos competidores en el mercado. Con el plan claro hay que correr. Llegar el primero significa generar más ventas, más negocio”. José Mínguez, director general de Muchoviaje.com, coincide en que “si eres el primero en poner en marcha una empresa de estas características existe riesgo, pero si eres el tercero ya no tendrás hueco”. Y también en términos de financiación. Según Soler, “un emprendedor low cost no necesita mucho dinero para empezar, pero sí para crecer. Hay muchos hedge funds que quieren invertir en estas compañías, pero hay mucha competencia y se decantan por los primeros. De ahí la importancia de llegar en cabeza en un mercado con tanta competencia”.

Nuevas tecnologías
Intentar ser pionero en el mercado pasa, necesariamente, por darse a conocer. Estos emprendedores, que parten de la idea de ofrecer un producto o servicio básico con una estructura de costes ajustada para poder competir con precios más bajos, no puede permitirse gastar demasiado en publicidad. Aún así, la necesitan. El boca a oreja es una fórmula clásica pero eficaz y de la que muchos se han valido en sus primeros pasos para llegar al cliente, aunque no es la única. Los nuevos canales de comunicación han sido determinantes en el éxito de las compañías low cost. De ahí la importancia del perfil tecnológico de estos nuevos empresarios. Internet ha catapultado a muchas de estas empresas gracias, según Pasamón, a que “el mundo digital ofrece herramientas de márketing para llegar al consumidor. Es decir, es una plataforma de comunicación que ahorra costes. Con ingenio y creatividad (desde el punto de vista del márketing) se llega al público con una inversión menor”. Mínguez asegura que “el emprendedor para nuevos medios tiene que saber hasta dónde llegan las nuevas tecnologías y cómo complementan al negocio”. Pero no sólo eso. Óscar Sánchez, fundador de Tech Sales Group, define al emprendedor low cost como “alguien que suele estar bien preparado. Conoce el mercado y las variables que lo mueven y es capaz de reinventar un negocio tradicional”.

El riesgo, por tanto, no es mayor que el que corre aquel que opta por montar una empresa ‘clásica’. Es más, Javier Vello concluye que “hoy tiene más riesgo intentar crear una marca en el mercado”.

Fuente de información: Expansión, diario digital 28 de junio 2011