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Saab pide pista. El fabricante sueco de automóviles, propiedad de Swedish Automobile (Swan, antigua Spyker), ata los últimos cabos para recuperar la producción y volver a la normalidad operativa. La compañía atraviesa el momento más delicado de sus 74 años de historia y ha diseñado un entramado financiero para salvarse. Sobre la mesa hay unos 670 millones de euros.

Saab tiene que resolver dos problemas de financiación: a corto plazo para pagar los sueldos y reiniciar las operaciones en la planta de Trollgatan (Suecia) y, a largo plazo, para asegurar nuevos modelos que den perspectiva de futuro a la marca, según fuentes del fabricante.

Por un lado, la compañía ha firmado un acuerdo con la firmas chinas Pang Da y Youngman para crear una empresa conjunta y desarrollar tres vehículos nuevos. También fundarán una distribuidora y una fábrica de Saab en China.

Los socios orientales han invertido 245 millones a cambio de un 53,9% de Swan y ocuparán cuatro asientos de los nueve del consejo de Saab. Según el acuerdo, dejarán que Victor Muller, consejero delegado e ideólogo del renacimiento de Saab, mantenga el control operativo.

Asegurado el horizonte, la marca también necesita fondos a corto plazo. Ya ha cerrado un acuerdo de suministro de 3.000 vehículos a sus compañeros chinos que inyectarán 43 millones. También ha firmado cinco operaciones para capitalizar la sociedad que suman 110 millones, así como un préstamo puente con Gemini de 25 millones.

Dentro de este frenesí financiero, el fabricante ha ejecutado una operación de sale & lease back de sus edificios a Hemfosa con la que ha conseguido 28 millones. El último movimiento de la compañía ha sido la venta de 5 millones de acciones al fondo GEM a cambio de 110 millones.

Todas estas operaciones se han negociado y cerrado en los últimos tres meses. El objetivo de Muller es que, a finales de agosto, la planta pueda ensamblar los 14.000 vehículos que tiene pendientes de entregar. Para ello, ha solucionado el pago a los proveedores de componentes y asegurado las nóminas de los empleados.

Socio
Estos días, Muller está cerrando un acuerdo con un inversor para traspasar el crédito que Saab tiene con el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Mientras no se cancele esta línea, el BEI tiene vetada la entrada en el capital del empresario ruso Vladimir Antonov, socio y amigo de Muller, que está dispuesto a inyectar otros 110 millones a cambio de un 30% de la sociedad. Durante el año pasado, Saab produjo 32.000 vehículos y este año quiere llegar a 40.000. El objetivo es acercarse a los 200.0000 coches.

FUENTE: EXPANSIÓN 12/08/2011